sábado, 28 de mayo de 2011


 Qué

Que me siga debatiendo entre el Amor y la locura, que mi pesadilla sea que ella no está pero sabiendo que es pesadilla y no realidad, que se me siga encogiendo el alma cada vez que me coge la mano, que se estire en la cama y que me quite sitio no me importa porque el roce de su cuerpo me pone a tono, que sus bostezos sean de sueño y cama y no de aburrimiento, que lo más lejos sea a su lado, que sepa que la amo y que asi será, que reconozca lo estupido que soy y lo mucho que la quiero, que las lágrimas nunca vuelvan a empañar sus ojos si no se acompañan de risas, que el mundo sepa de mi patetismo y que sin ella no hay vida, que mi droga son sus besos, que mi caracter es duro pero mi corazón frágil, que no soy un buen escritor y menos un buen orador, que cada palabra por ella la firmo con un trozo de mi alma, que mi musa tiene su nombre y que ella sin saberlo se lo prestó, que si me falta el aire no me importa si esta a mi vera, que darlo todo por ella es mi objetivo, que Salamanca ahora sabe diferente, que su fragancia empaña mis ojos, que nunca cierre la puerta sin despedirse, que se muera por verme y que si no es asi que asi no sea, que el motivo de lucha sea tener más sábana, que solo me de la espalda para calentarsela, que nunca se vaya y que si se va que me avise con tiempo, que con ese tiempo pararé el mundo y que si lo paro no se podrá marchar, que si la pesa mucho el equipaje que lo primero que tire no sea mi corazón, que el reloj se detenga cada vez que me besa y que pasen 100 años por cada segundo solo pasa con su boca, que su peine no se mueva de mi mesita, sus bragas de mi suelo y que su café siga manchando mis tazas, que recorrer la ciudad es un gusto y el tesoro se encuentra frente a un libro y no en su interior, que un fin de semana en la cama no es de vago, que lo que tengo no es lo que soy, que su corazón está entre mis manos y no en mi bolsillo por si tiene un agujero.

Que la vida no sea una hija de puta y que me deje con mi felicidad, que su sonrisa no cese jamás y que sus ojos sean lo primero que vea al despertar.

De haberlo sabido te hubiera ido a buscar mucho antes, pequeña.

miércoles, 18 de mayo de 2011


El libro rojo
  
Una vez tuve un pequeño libro rojo, me acompañó durante mucho tiempo y en el había vivencias, un montón de tonterías que solo yo entendía, un puñado de reflexiones y anécdotas que unos pocos mantienen en su memoria.

Quizás nunca lleguen a comprender el aprecio que yo tenia por unas hojas manchadas de tinta, frases sin sentido y locuras cometidas en un tren de Europa. Puede que el que hubiera visto los bocetos que en el había piense en garabatos y en lo mal artista que era el que sujetaba el lapicero, la suerte que tuvo de estar en este bonito sitio o quien sería esa chica de la foto del final. Por que cada fecha se acompañaba de una borrachera de filosofía, a que venia hablar de los canales de Venecia y lo bien que se reflejaba la luna en ellos, como era capaz de respirar tranquilidad en un lago de Suiza y sobre todo, por que el escritor en vez de desatar sus sentimientos al mundo los ataba a fuerza de párrafo. Leerá el día a día de un viaje a Cuba y a cada línea saboreará el ron y olerá el humo de habano que yo probé, verá las sonrisas de los niños y el ritmo que les impide no bailar; podrá sentir lo fina que son las arenas de Varadero y lo cristalinas que son sus aguas.

Encerré entre sus hojas mucho de mi, olvidé donde tire la llave y perdí el mapa que me decía donde lo había enterrado, me puse mil y una trabas para que sus secretos no fueran desvelados y se que lo hice bien y que el que lo lea ahora me envidiará por todo lo que hice y deje de hacer.

He llegado a la conclusión de que los recuerdos que realmente merecen la pena nunca se diluyen, siempre permanecerán en la memoria y si no permanecen en ella no seria tan importante como creía. Si en mi interior siguen latentes momentos e instantes, un pedazo de ellos seguirá vivos y seguirán siendo una página más de ese libro que no me pueden robar, el libro de mi vida. Aun así y por si acaso, de vez en cuando escribiré en un pequeño libro negro que ahora poseo.