miércoles, 24 de agosto de 2011


A día de hoy, 24 de Agosto

Hace tiempo que se me quedan cortos los pecados capitales, largas las expectativas y demasiado grande la cama. Se me ha acabado el carrete de la cámara, se ha mojado el cigarro y mi lápiz quebró su punta rasgando la hoja a su vez. Mis labios están en carne viva de morderse, mi cara con heridas sin marca y mis manos negras de excavar. En el fondo de un pozo tiré la llave para abrir la puerta e irme. He perdido mi maleta es más creo que la quemé en un acto de locura, recogí sus cenizas y dejé que el siroco se lo llevara pero ya no estoy seguro ni de eso ni de que mañana volverá a amanecer.

Mientras escribo me encuentro solo, con un ojo menos que el resto del mundo y con una lágrima más que un cocodrilo comiendo. Por mi ventana no se ve nada, es de noche, las luces están apagadas y todos duermen con ganas. Si me fijo en mi cama falta algo, si me acerco veo grabado a fuego tu nombre y por más que cambie las sábanas de ahí no se mueve. Me gustaría poner en duda su existencia pero es más real que el odio a las aves y la envidia hacia su volar. Encuentro manchas en toda mi ropa, mi cuerpo y mi entorno; no quiero quitarlas porque me llenan de nostalgia las venas y de flores el estómago. Se me baja la tensión si no veo ciertas miradas, se me nubla la vista si no me froto los ojos y se me cae el alma si mi piel no se eriza al olerte.

Escupe en mi cara, tírame al barro y no me dejes colarme por tu ventana. Finge mi muerte, cómprame un lápida y resérvame un hueco en el campo santo que de tu lado no me muevo. Me quedo tu mejor recuerdo, la versión original, las tardes de primavera y las canciones sobre lujuria. Guardo en mí tus sueños, el viaje a la luna y el odio al despertador a las siete de la mañana. Recurro a tus fotos, a tus cartas y a los mensajes de móvil en momentos de flaqueza, de tristeza, donde un beso es el cielo y tu boca la única puerta. Sigo buscando la canción sobre los días que se pasaban en la cama, entre sábanas de piel y nudos en la lengua; donde el agua era el plan secundario y respirar algo a lo que la naturaleza me obligaba, donde encerré mis ganas de todo y donde no me falta nada, donde seguí decapitando los males y abriendo hueco a tus miradas.

Yo no entiendo de cruzadas, ni de guerras de trinchera y las batallas que tuve no miraron al otro lado de la acera. Donde no encuentras una cafetería o un parque en el que sentarte sino una calle vacía y un banco en el que dormir, solo, sin compañía junto a un botella de alcohol barato y perfume de todo a cien. Donde tu boca, año a año olvida el placer, sin quererlo te regocijas de tu estupidez y de ese paso al siguiente lo separa su insensatez, la capacidad que tiras por el miedo a perder, a dar una mala estocada o a morir sin un porque.

Con las entrañas ardiendo, el corazón con arena y las pestañas llenas de telarañas te susurro mi amor, dejo que poco a poco se escape mi esencia para que te bañes en ella y mientras tanto oigo como un Dios se ríe de mí y otros tanto en el Edén lloran por una historia real que ni ellos mismos verán acabar.


                                                                                                                                                                                   True Love