viernes, 11 de febrero de 2011


Cosas que se olvidan

Les voy a revelar una gran verdad, me tacharán de loco o dirán que ya eran conscientes de tal perogrullada pero se equivocan, para nada lo conocían. Esa gran verdad es que el cielo es azul. Ahora dirán: “Que estupidez, ya lo sabía”, y si, es verdad, como es lógico ya conocían el color del cielo pero lo que pretendo evidenciar es que si no llega a ser porque en los libros viene escrito, porque un amigo se lo comentó o porque yo les delaté este hecho jamás se percatarían. Me atrevo a decir que llevan muchos años sin saber cual es el color del cielo, ¿hace cuánto que no te frenas un instante y alzas tu cabeza? Siempre andas amargado, con prisas, con obligaciones, con una bronca que te espera en la oficina, con facturas que pagar o simplemente no tienes tiempo como para levantar la mirada de la tarea que te ocupa. Es difícil llevar tantas responsabilidades, no puedes prestar tu vista al cielo mientras hablas por el móvil, cruzas la calle, llevas la compra y piensas todo el trabajo que te queda por delante. Pero aún así no se frustren, no piensen que están malgastando su vida, perdiéndose los acontecimiento que cada día pasan a su alrededor; cumplen su función solamente atienden a lo prioritario, o eso que creen que es prioritario. Antes tenían tiempo y ausencia de preocupaciones y cualquier momento era idóneo para elevar la vista y ver lo lejos que quedaba el cielo pero ahora no, eso dejó de ser así cuando dejaron de ser niños.

No permito que me digan que si tuvieran tiempo o la ocasión mirarían al cielo. Para argumentar esto les relataré mi experiencia personal, me imagino que al menos una vez en la vida han viajado en avión, pues bien, en un viaje que realicé me fijé en que hacían el resto de ocupantes cuando despegaba el avión, nadie miraba al cielo, yo era el único que miraba hacia arriba. Todos miraban hacia abajo quizás buscando su casa, viendo su lugar de empleo o despidiéndose durante una jornada de los quehaceres.

La diferencia entre ellos y yo es que ellos pensaban lo lejos que estaban del suelo, mientras yo pensaba lo cerca que estaba del cielo.

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