martes, 1 de febrero de 2011


Indecisión

Escribir la segunda entrada de un blog es una tarea harto complicada ya que nunca sabes que es lo que tienes que poner los primeros días, claro está que el primer día es una bienvenida y una presentación, el penúltimo día dejas ver tu frustración y las razones o causas que te llevan al siguiente escalón que es el último día, una triste y emotiva despedida en la que agradeces a tus lectores su seguimiento y en el que esperas oír cosas del estilo de "se va un grande" o "por favor, sigue escribiendo" o algún otro que quizás se alegre de que ya ceses en tu intento de ser un poeta y escribir cosas que no piensas; pero esos no lo escriben, claro está. Pero lo realmente laborioso son estos días iniciales, en los que dudas entre comenzar a escribir sobre temas que te preocupan, interesan o te apetecen, o soltar alguna mamarrachada sin venir a cuento; pues a cuento de esto, por las dudas y por mi falta de determinación que comience esta necedad.

Lo admito soy un tipo indeciso, nunca se si lo que hago es lo correcto o no, necesito mi tiempo para tomar una decisión, nunca se si debo tomar esta salida o la siguiente, si en la primera cita debo invitarla yo al café y quedar como un caballero o pagar a medias y hacerme el duro, tampoco me decido rápido en momentos de estrés; ¿qué puedo hacer para decidir de forma rápida y sin miedo a equivocarme? Perdón, no quería decir miedo, quería decir...otra cosa; si, otra cosa que no me haga parecer débil, todo el mundo sabe que el miedo es para los débiles y yo no lo soy; no me lo puedo permitir.

Por supuesto, no acepto que vengan ustedes, lectores, a darme consejos o enseñanzas, soy lo suficientemente hipócrita como para dármelas yo mismo, bueno no tengo que dármelas, si soy hipócrita diré que las sé. Es probable que vengan a decirme que todos debemos aprender siempre y que nunca se es lo suficientemente sabio, pero ven, ya me tengo tomada la lección y les repito que yo, al igual que ustedes, se perfectamente lo que me hago, lo que me dejo de hacer, y bueno, por que no, lo que quiero y no puedo hacer. No me valen métodos fáciles como apuntar los pros y los contras y a partir de los mismos analizar objetivamente la situación o patochadas sentimentales de "escucha a tu corazón y haz lo que te dice", cierto es que no hay muchas más formas en esta vida de tomar decisiones, de las pocas que podemos tomar por nosotros mismos, pero a lo mejor es más sencillo dejarse llevar por los instintos básicos; como lobo de estepa, y agarrar lo primero que veamos, o mejor aún todo lo que veamos. ¡Joder! Como me gustaría coger todo lo que quiero.

Esta actitud que decimos ser propia de lobos yo diría que nos la han copiado los muy hijos de puta, han visto que nos iba bien, a todos, a la humanidad, cogiendo lo que nos de la gana, sin dar explicaciones de nada a nadie y si no me has visto yo no he sido y si me ves comparto contigo o te defenestro a la primera ocasión. ¡Joder! Como me gustaría defenestrar a unos cuantos, pero ahí esta la ley, esas normas que nos rigen a todos por igual y nos obligan a cumplir ciertas cosas y las que no también. Ese mismo sistema que toma las decisiones difíciles es también el que nos impide coger lo que queramos y cuando queramos, también lo de defenestrar al prójimo pero creo que eso lo deducían solos.

A pesar de todo, doy gracias a Dios, si soy vacilante para elegir el sabor del yogur de después de comer como para elegir en que invertir los impuestos o tomar decisiones sobre la economía y esas cosas que preocupan a la gente, que se encarguen ellos que seguro que saben lo que hay que hacer, ¿no?

Por todo esto titubeo a cada momento, así pues ¿lo cojo todo o dejo unas miguitas para calmar mi conciencia? Yo creo que lo voy a coger todo, si otro viniese antes que yo seguro que ni las migas dejaba, y total, la conciencia la voy a vender.

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